miércoles, 24 de septiembre de 2008

Ramazán (y III)

Imagínese que pasea por la plaza principal de su ciudad una soleada tarde entre las animadas terrazas repletas de gente charlando, leyendo el periódico o simplemente mirando la vida pasar. De repente se da cuenta de que algo ocurre: en las mesas no hay cervezas, ni cafés, ni agua, ni nada!!. Posiblemente en ese caso se encuentra en una ciudad musulmana en ramadán. En este tiempo, los lugareños de Trabzon no renuncian al placer de sentarse en una terraza incluso de un moderno centro comercial a charlar aunque sin consumir absolutamente nada. Así pueden pasar largas horas hasta la caida de la tarde en la que comienzan las frenéticas compras y carreras para llegar a casa a la hora en la que el cañonazo marca el fin del ayuno.
Por si las gastrónomas, ahí va un menú típico de ramadán en el mar negro: para empezar Lahana çorba, literalmente sopa de repollo que es más bien un puré además del repollo con judias pintas y maiz muy condimentada y deliciosa. Como segundo plato, la especialidad local Kuymak, una crema de harina de maiz mezclada con queso y mantequilla sorprendentemente ligero (no, no es engrudo, lo juro, es maravilloso!). Para compartir, Kaigana (una especie de crepe de verduras) y de postre (nunca se alaban lo suficiente los postres turcos), sütloç, un arroz con natillas en vez de leche. Luego el té y el cigarrito. y si se tercia, un raki echando la partida. Con el estómago lleno se es mucho más feliz.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ramazán (II)

Llamada a la oración a la caida del sol, fin del ayuno...por hoy.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Ramazan

A pesar de estar tan al este respecto a Europa, Turquía sólo mantiene una hora de diferencia con el uso europeo, algo que si vienes de uno de los paises más occidentales del continente no deja de sorprenderte, puesto que pasas de regar las plantas a la caida del sofocante sol de Madrid hacia las 10 de la noche a escuchar la llamada a la oración debida al mismo acontecimiento antes de las 7 de la tarde. Si eres musumal en Ramadán es una gran ventaja puesto que hasta que el último rayo de sol no desaparece tras el mar no puedes comer, ni beber, ni fumar, ni practicar sexo. El canto liberador es esperado ansiosamente por millones de personas (80, sólo en Turquía) que con sus familias o en grupos de amigos, en sus casas o en restaurantes la emprenden con un menú sabroso aunque no especialmente pesado para no someter al organismo a gran esfuerzo tras tantas horas de ayuno. Ese momento es transmitido por la televisión mediante un programa especial que se acerca a casa de políticos, famosos o restaurantes conocidos para compartirlo. Tras la comida, las familias o los amigos salen a pasear, a visitarse mutuamente o a los centros comerciales que , rebosantes de público, amplían sus horarios comerciales para la ocasión. Me pregunto qué ocurrirá cuando los directivos de marketing de El Corte Inglés se den cuenta de las posibilidades que abre tener 30 Nochebuenas al año.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Primera impresión

Con menos de 24 horas en Trabzon (Trebisonda o Trapisonda para los jocosos españoles) en pleno Ramadán puedo constatar un par de cosas.
La primera: los turcos de Trabzon en su gran mayoría desconocen el inglés pero no al estilo español de chapurrear hola y adiós y el resto es cuestión de echarle cara (penosa generalización, sorry), sino nada de nada, ni mu, ni hello, ni mucho menos hello Dolly.
Por otro lado, con un 90% de musulmanes en Turquía, autodeclarado laico desde hace casi 1 siglo (!!!), en esta localidad de cerca de 1 millón de habitantes del este del país el Islam es parte de la vida diaria, presente en los hiyabs de niñas de uniforme que deben ponérselo a la salida del cole, en los horarios comerciales alterados para respetar los rezos y sobre todo en este mes del ramadán. Hemos podido comprobarlo 6 hambrientos extranjeros que no hemos conseguido que nos sirvieran nada de comer (fuera del campus universitario) hasta el comienzo de la caida del sol. En ese momento los camareros que permanecian sentados con aire aburrido empezaron a trabajar frenéticamente hasta servir a todo el salón que en pocos minutos estaba abarrotado de fieles que permanecían mirando ansiosos a su guiso de berenjenas con carne o sopa de callos acompañado de yogurt salado para beber. El silencio era tal que nosotros mismos permanecimos callados sin probar la comida.En el momento en que los almuecines anunciaron con sus cantos que el último resquicio del sol había caido tras el mar, todos nos abalanzamos sobre la comida que desapareció rápidamente dejando sitio al cigarro y a la charla desaforada. Debe ser eso lo que llaman comunión.